Sabemos que la fiesta de Halloween, desde hace años celebrada también en Galicia, es una tradición importada de Estados Unidos. Vampiros, calabazas, brujas y disfraces son ahora habituales también aquí la noche del 31 de octubre.
Sin embargo, lo que no tanta gente conoce es que Halloween no nació en el país americano, sino que tiene su origen, entre otros, aquí, en Galicia, en la cultura celta, en una festividad llamada Samhain o Samaín. Una de nuestras máximas en Pompas Fúnebres de La Coruña es precisamente dar cabida a nuestra cultura y nuestras tradiciones, y por ello nos hace especial ilusión contaros esta historia.
Con el Samaín, los celtas, que entre otras, habitaban estas tierras de Galicia, celebraban el inicio del nuevo año, el final de la mitad del año más soleada -debido a la cantidad de horas de luz- y la entrada en ese medio año más oscuro.
Pero además, y según la tradición, en esa noche ambos mundos (el de los vivos y el de los muertos) se unían, y los espíritus podían así vagar entre los vivos. Así, los celtas utilizaban algo parecido a los disfraces que han llegado a nuestros días (máscaras y vestimentas terroríficas) para tratar de “asustar” a los espíritus y conseguir que no les molestaran.
Con la expansión del catolicismo, el Samaín se convirtió en fiesta religiosa y fueron los `Papas Gregorio III y Gregorio IV, quien desplazaron el día de Todos los Santos, que hasta entonces se celebraba en mayo, al 1 de noviembre, haciendo que ambas fiestas coincidiesen. Al actual Halloween se le llamó entonces All Hallo’s Eve, ‘víspera de Todos los Santos’.